jueves, 18 de marzo de 2010

SUFRIDORES

Ver un partido del Atlético es como ver la final de un mundial.
Tu te sientas y piensas "¿Qué harán hoy?". Y te abres una cerveza, una bolsa de pipas y miras el movimiento del balón.

Los jugadores que corren, corren con todas sus ganas. Son máquinas que quieren dominar la situación. Chocan, caen, regañan con el árbitro, Se llevan una tarjeta, no hacen ni caso.

Sigues mirando y te ríes. ¿Cómo puede ser que no hayan metido ese gol? O ¿Cómo puede ser que lo pierdan cuando no hay ningún defensa detrás? Menos mal que tenemos al portero. Si, menos mal.

Y es que el portero es de lo más inverosímil. Te hace unas paradas que no las hace nadie. Se enfrenta a los delanteros como si fuera un muro. Y sin embargo, en una falta tonta, de esas que un niño de la escuela tira, se queda mirando el balón como si fuera la puesta de sol, y lo deja correr sin hacer nada.

¡¡¡Gooooool!!! De los contrarios. Sudores. Maldiciones. La defensa que no vale para nada. Anda que la delantera... Madre mía, que metan uno, solo uno. Un golito por el amor de Dios.

Y van pasando los minutos. Y van pasando las oportunidades. Y ves que los contrarios se hacen dueños de la situación. Y éstos mirando el balón y sin saber si lo que hay que hacer es meter un gol o esperar a que no lo metan los otros.

Y cuando faltan tres o cuatro minutos para que termine el partido y ya están en los minutos de descuento, zas, el primer gol del Atlético. ¡¡¡Gooool!!! No te lo crees. ¡¡¡Goooool!!! Parece un espejismo pero es cierto, el letrero luminoso de la parte alta del graderío resalta el gol. Parece como si se abrieran las puertas del cielo, como si un rayo de luz iluminara el campo.

Tu respiras. Bueno, aunque no sea más que un empate, por lo menos es algo. Y en una de esas, un mal despeje de la defensa y va a parar al delantero que no había hecho nada en todo el tiempo pero que en este momento tiene su punto de genialidad y se planta de frente al portero de la otra portería.

"Lo mete, lo mete, lo va a meter, ¿lo va a meter? No, no la mete, ¿no?" No sé cómo lo hace que saca una rabona y cuando ya crees que todo va a ir al traste, ¡¡¡gooooooool!!!

Y sonríes, y saltas, y levantas los brazos y das un beso al que tienes al lado, y gritas "DIOS EXISTEEEEEE". Casi tienes ganas de llorar. Es genial. Todo se vuelve de colores. Las nubes se van corriendo. La cerveza que estabas tomando sabe a agua bendita. Las pipas ocupan toda la mesa y tu te enciendes un cigarro como si hubieras hecho el amor con la tía más buena del mundo.

Ver un partido del Atlético es sufrir, si. Pero es también masticar el polvo y saborear la gloria. Es... Dios, no hay palabras.

1 comentario:

  1. Buenos dias, locutor, no entiendo de futbol, política o religión, por eso no comprendo por que tanto sufrir por ver unos cuantos hombres corriendo detras de una balón.
    Mis creencias son sencillas, hacer bien y no dañar, y todo lo demás hay que dejarlo pasar.
    Un abrazo.
    Ambar.

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