lunes, 31 de diciembre de 2012

HEAVY METAL




HEAVY METAL

 Recuerdo cuando era más joven.

Recuerdo que íbamos a la discoteca y estábamos esperando a que nos pusieran a ACDC o los IRON MAIDEN para saltar como locos, jaja. Y como locos nos agarrábamos a esas guitarras imaginarias y parecía que las teníamos ahí, en nuestras manos,... Nos sobraba con un par de baldosas para apoyar los pies y seguir un vaivén de alante a trás con el cuerpo.

Nunca he tenido el pelo largo, pero en aquellos momentos parecía que me llegaba hasta los hombros. Y nos apoyábamos unos contra otros como si fuéramos los guitarristas del grupo heavy más potente de la historia.

Lo que podía hacer un druiiinnggggññññññ.

Y lo que podían hacer unos cuantos cubatas de ginebra con cocacola y unos hielos pa rebajar.
...Y lo que podía hacer el estar con los colegas cuando un porro era la pipa de la paz...



COMUNERO

domingo, 9 de diciembre de 2012

... ESTOOOOO...



... ESTOOOOO...


Hoy voy a escribir algo que te guste a ti. Algo que cuando te marches te quedes con buen sabor. Como si te hubieras comido el mejor pastel y no quisieras comer más, ¿Vale?

Así que vamos a empezar...

Joer, ...  ¿A ver qué pongo? ¿A ver por dónde empiezo? ...

Dios... ¡Qué difícil es esto!

Joer y encima como la pantalla ésta, es tan blanca, ...parece como si me estuviera diciendo... NO COMU, NO ME MANCHES. Es que parece como si la fueras a pintar de colores raros. Joooo, me da cosa estropearla. Es como cuando entras en el WC y lo ves tan limpito y tu vas con ganas de dejar tu ... (¿boñiga?) y piensas... POBRECILLO, CON LO BLANQUÍSIMO QUE ESTÁ Y YO LO VOY A PONER TIBIO. En fin, vamos a dejar pasar unos minutos y luego volvemos ¿vale?

... (unos minutos)...

Uff, a ver qué pongo, y a ver qué escribo, y a ver por dónde empieeeeezooooooo... madre mía.

... (otros cuantos minutos mirando por la ventana y masticando un chicle que lo estiro con los dedos y lo vuelvo a meter en la boca)...

Bueno, vamos a ver...

... (miro el segundero del reloj y ... tic, tac, tic, tac,... joer)...

Ustedes han venido a leerme, ¿no? Pues a ver qué les cuento...

...(tic, tac, tic, tac,... aplasto el chicle contra los dientes y lo saco para ver la forma que tiene... tic, tac, tic, tac...)...

El caso es que tenía ganas de escribir... pero ahora... no sé qué hacer.

Anda que ustedes estarán diciendo... VAYA UN ESCRITOR ... Y PA ESTO ESTOY PERDIENDO EL TIEMPO... CON LO BIEN QUE ESTARÍA YO EN MI SOFÁ CON MI MANDO A DISTANCIA, Y MI TELEVISIÓN... Y RASCÁNDOME LA BARRIGA... pues ya ven.

Bueno, lo siento, a ver si otro día hay más suerte, ¿ok?

Hasta otra.

Ciao.


COMUNERO

viernes, 2 de noviembre de 2012

EXPRESS




Muy indicado para estas fechas.

Me gustó el video y la música.

Espero les guste a ustedes.

sábado, 25 de agosto de 2012

LA COMPAÑÍA



LA COMPAÑÍA


A veces, cuesta escribir. Me refiero a escribir pensando en que alguien te va a leer.
No es fácil sentarse delante de un ordenador y ponerse a contar las cosas que se te pasan por la cabeza pensando que tienes a alguien delante que te está leyendo. Porque no sabes quién es ese alguien. Ni si sus pensamientos son como los tuyos o son totalmente distintos.
Bueno,tu escribes, jaja en este caso yo, escribo porque tengo ganas de hablar con alguien y como no hay nadie con quién hablar pues me invento a una persona y pienso que ella está aquí. De frente. Sentado o sentada escuchando lo que digo (mejor dicho, escribo), y parece como si estuviera acompañado.
Hoy pensaba que tenía una persona al lado que me apoyaba en todo, y me acompañaba sin dejarme a sol ni a sombra. Era como si llevara un guardaespaldas. Me daba muchísima seguridad. Parecía como si hiciera lo que hiciera nadie me iba a decir que "no".
Y ahora que te lo escribo, sigo pensando que ese "alguien" está aquí, a mi lado, leyendo lo que estoy escribiendo, sonriendo y contando alguna chorrada para hacerme reír.
Bueno, en fin. Creo que ya me voy a la cama.
Tengo un sueño y estoy cansadillo.
Hasta mañana.

domingo, 17 de junio de 2012

EL INTERESANTE HOMBRE MÁS ABURRIDO DEL MUNDO (por Christ Rose)



EL INTERESANTE HOMBRE MÁS ABURRIDO DEL MUNDO

Muchas veces la gente decía que Thierry Boyle era el hombre más aburrido del mundo. Thierry no sabía por qué pensaba la gente que era tan aburrido. Thierry creía que era bastante interesante. Despues de todo, coleccionaba sellos. ¿Qué podía haber más interesante que los sellos? Era cierto que no tenía más hobbies ni intereses, pero eso no le importaba a Thierry. Tenía su trabajo, que no es poco. Tenía un trabajo super-interesante. Al final Thierry pensó que era interesante. Aunque todo el mundo dijera que su trabajo era aburrido. ¡Era un contable! ¿Porqué piensa la gente que los contables son aburridos? Pensó Thierry. Thierry creía que su trabajo era fascinante. Todos los días, iba a su oficina, encendía el ordenador y se pasaba siete horas y media mirando hojas de cálculo, y moviendo números alrededor. ¿Qué podía haber más interesante que eso?

Pero Thierry no estaba contento. No estaba contento porque la gente pensaba que era aburrido. No quería ser aburrido. Quería que la gente pensara que era un tipo interesante. Quiso hablar con la gente sobre su coleccion de sellos. Pero  cada vez que se ponía a hablar de su colección de sellos veía que la gente se aburría. Y, cuando la gente se aburría cuando se ponía a hablar de su colección de sellos, se ponía a hablar de su trabajo. Creyó que la gente se interesaría cuando hablara de su trabajo, pero no. La gente pensaba que su trabajo era incluso más aburrido que su colección de sellos. Algunas veces, la gente se dormía cuando se ponía a hablar de ello.
Thierry pensó en cómo hacerse interesante. Decidió que necesitaba ser famoso por algo. Pensó en su colección de sellos, y decidió que quizás su colección de sellos pudiera hacerle famoso. Puede que tuviera la colección de sellos más grande del mundo, o quizás que tuviera el sello más valioso. Si, así era, decidió.

Éscribió una carta al periódico de la localidad, y les preguntó si querían venir y escribir un artículo sobre el hombre con la mayor colección de sellos del mundo. El reportero local le mandó otra carta a Thierry diciéndole que actualmente la colección más grande del mundo la tiene la Reina de Inglaterra. Thierry se puso muy triste al enterarse de esto, pero volvió a escribir al periódico diciéndoles que creía que tenía el sello más valioso del mundo. El periódico le volvió a escribir diciéndole que el sello más valioso del mundo cuesta 2,240,000 dólares, y le preguntaba si estaba seguro que él lo poseía. Thierry no estaba seguro de que lo tuviera. De hecho, estaba seguro de que no lo tenía. Puede que toda su colección fuera muy valiosa aunque...

"¿Puede valer 10 millones de dólares?" preguntó el hombre del periódico por teléfono cuando le llamó Thierry.
"Erm, no, creo que no, pero..."
"Entonces, olvídelo" dijo el tipo del periódico.

Thierry pensó en otras cosas que le pudieran hacer famoso. ¡Quizás puede que fuera el mejor contable del mundo! Si, eso era, decidió. Le dijo a un amigo que era el mejor contable del mundo.

"¿Cómo lo sabes?" preguntó su amigo.
"Bueno" pensó Thierry. "Tengo un buen trabajo, me encanta... es muy interesante... hojas de cálculo... números... tasas... financias..."  Vio como su amigo se empezaba a dormir. "Hmmm" pensó. "Quizás no sea el mejor ni el más interesante contable del mundo."
"Escucha, Thierry" dijo su amigo una vez se despertó. "Puede que no tengas la más grande ni la más valiosa colección de sellos del mundo. Puede que no seas el mejor ni el más interesante contable del mundo. Pero tienes una cosa - Thierry, probablemente seas el hombre más aburrido del mundo."

¡Si! ¡Claro! Eso era. Thierry podría ser famoso por que era el hombre más aburrido del mundo. Así fue como se dio cuenta de que su amigo tenía razón. Volvió a telefonear al periódico.

"¡Hola!" dijo. "¿Le gustaría hacer una entrevista al hombre más aburrido del mundo?"
"¿El hombre más aburrido del mundo...?" dijo el tipo del periódico. "¡Eso si que es interesante!"

A la semana siguiente había un gran titular en el periódico. "¡El hombre más aburrido del mundo!" Había una fotografía de Thierry en su oficina. Había una fotografía de Thierry con su colección de sellos. Había una entrevista con Thierry, y entrevistas con sus amigos. Sus amigos decían que se iban a dormir cuando Thierry les hablaba de su trabajo o de su colección de sellos.
Al día siguiente la BBC y la CNN llamaron a Thierry. Querían los relatos del hombre más aburrido del mundo. "¡El hombre más aburrido del mundo!" dijeron. "¡Es lo más interesante!"

Y así, al final, Thierry Boyle, se convirtió en el Hombre Más Aburrido del Mundo oficialmente. No encontraréis su nombre en el Libro de los Records Guiness, porque se dice que es imposible saber con exactitud lo aburrido que puede ser alguien, pero no era ningún problema para Thierry. Ya era famoso, y se había vuelto tan aburrido que era (muuuy) interesante.

FIN

domingo, 10 de junio de 2012

HOLA, MIAMOR






Hola, MIAMOR:

Joer, me acuerdo que antes, cuando te llamaba AMOR, me sonaba raro, mejor dicho, rarísimo llamarte así. Porque no era tu nombre, y eso que yo sabía cómo te llamabas. Si, a veces, cuando te llamaba por tu nombre, era como si hablara con una amiga, como si fueras esa "personita" que te encuentras por la calle y te saluda. Eras como una cara simpática, con tu sonrisa, tu cara alegre, esa expresión interesante que me hacía quedarme parado y charlar contigo sobre lo que fuera... el día, el tiempo, las flores, los pájaros, ... Era como estar a la sombra de un árbol respirando su aroma e imaginando sueños que me reconfortaban y me hacían sentir bien.

Después, todo fue girando. Yo creo que me fui obsesionando contigo. Sólo quería estar contigo. Todo lo demás me daba igual. Eras como una droga que no te deja en paz. Ni dormir, ni pensar, casi casi ni comer. Jajaja... yo creo que hasta perdí 6 u 8 kilos en ese tiempo. Soñaba con tu cuerpo y el mío, juntos, abrazados, haciendo el amor sin parar. Te habías convertido en una máquina. La máquina de mis deseos. Era como frotar una lámpara mágica y salías de la nada, dando un brinco y abrazándome del cuello. A veces me quería marchar y olvidarte, y otras, no sabía ni dónde ir, ni sabía qué hacer si no estabas. Uff, se pasa mal. Parece como si los problemas no se terminaran. Solucionabas uno, te venían tres; cuando creías que todo era paz y tranquilidad, surgían los celos, o algún desastre, o ese miedo que todos tenemos a vernos encerrados en una prisión. Aislados del mundo y pensando: "Diossss, ¿voy a tener que estar siempre así? ¿Y con esta tía toda mi vida? Tierra, trágame."

Y dejamos que pasara un tiempo. Bueno, mucho más que un tiempo. Si, hablábamos y reíamos... pero muy de tarde en tarde. Era como un principio que nos habíamos marcado para no volver a tener que pasar por los malos momentos. Aunque los dos buscábamos eso. Pasarlo mal para estar otra vez juntos. No, decidimos que no tenemos que obsesionarnos. Ni dar malos tragos a los demás. Los dos estábamos enamorados, si. Pero era como algo más... "platónico"? No, porque los dos sentíamos lo mismo, ¿cómo lo llamaría... "adulto"? Si, en parte era así. Si nos apetecía pasear, paseábamos. Si nos apetecía cogernos de la mano, nos cogíamos. Si nos apetecía mirarnos cara a cara, nos mirábamos. Hasta, a veces, yo te abrazaba y nos besábamos. Y seguíamos siendo amigos. Cada uno vivía su vida. Teníamos ganas de estar juntos, pero no queríamos herirnos.

Y fíjate, ahora te llamo AMOR y me parece que ése ha sido siempre tu nombre. Casi no me acuerdo del tuyo verdadero. Si, bueno, recuerdo las letras que tiene y cómo lo abreviaba para no decirlo entero, pero cuando te digo AMOR, MIAMOR, AMORMÍO, es... como si te hubiera puesto yo el nombre, y tu lo hubieras aceptado por mí. Es como si te hubiera puesto el anillo que se pone en las bodas y te hubieras convertido en lo que más quiero. Como si te hubieras vuelto mi conciencia (jajja, con la que suelo hablar a solas cuando tu no estás, como ahora, jajaj). Y me encanta llamarte AMOR, MIAMOR, AMORMÍO, porque parece que eres mi osito de peluche, mi reina, mi hermana, mi amante, mi amiga, el perdón y el pecado,... todo junto y mezclado. Un viaje paseando contigo que no quiero que tenga final... AAAAAUUUUUUMMMMFFFFFMMMMUUUAAAAKKKKKKKKKKKKKKKKK.


COMUNERO

viernes, 1 de junio de 2012

UN BESO DE BIENVENIDA



UN BESO DE BIENVENIDA


Algún día me pondré a hablar contigo y te contaré lo que quería contarte. Y soñaré mientras te lo cuento porque mi brazo estará sobre tu hombro o rodeando tu cintura. Pensaré que seguimos siendo los dos lunáticos que se conocieron por un chat o por una foto o por la cámara de un ordenador.

Llegará un momento que me mirarás y yo te miraré, y me quedaré sin palabras. Y tu te echarás a reír y me abrazarás y te tendrás que poner de puntillas para poderme dar un besito. Cómo ahora que me voy a ir a dormir.

El día que nos conozcamos de verdad, y que podamos tocarnos y sentir la respiración de cada uno, creo que va a ser una bomba. Porque va a parecer como si flotáramos. Como si una nube nos envolviera y nos aislara de todo... Jajja, vamos, que cualquiera diría que nos hubieran recién parido a los dos como siameses para que no nos despegáramos.

Yo creo que cuando uno se enamora, es como si te vacunaras de todo. Por eso a veces te sientes tan requetebien y otras, te entra el bajón y solo quieres estar en la cama o llorar sin motivo.

Joer, ya me estoy imaginando... tu en la acera esperándome a ver cuándo llego con el coche a la cita... que si este cuánto tarda... que si no viene... que cojo el bolso y me voy eh?... Y luego aparece el coche. Un coche gris metalizado, como la mayoría de los coches, con el banderín del Atlético en el retrovisor de dentro, y un perrito que mueve la cabeza en la bandeja de atrás, jajaj... Porrr fin, ya era hora... ¿He tardado mucho? ... Ya me iba a ir... Es que hay tantos coches que... ya, ya. Piiiiiiii...Piiiiiiiiiiiii.... Venga sube, que nos están pitando... Voy, voy...

Jajaja, dios, con tantas prisas ni un besillo de bienvenida... Ayyy, COMU, un puñetazo era lo que te tenía que dar... jaja... anda ven... MMMMMMUUUAAAAAAKKKKKK...

COMUNERO

sábado, 7 de abril de 2012

PATINAJE ARTÍSTICO




PATINAJE ARTÍSTICO

La patinadora fue deslizándose desde la puerta hasta el centro de la pista. Hizo un óvalo en el centro y, juntando las manos, se clavó mirando al techo del estadio.

De repente se hizo un silencio.
Todo el mundo la miraba.
Su faldita de tisú. Su endeble fisonomía. Su cara triste y sus ojos cerrados, daban la sensación de estar flotando en el aire.

Todos mirábamos expectantes, esperando el sonido de la música y los pasos que daría la chica.

Un piano se escuchó, como si rompieran a caer gotas del cielo. Richard Claydermann y una de sus canciones románticas contrayeron los corazones de los allí presentes.

La chica tomó impulso. Abrió los brazos y comenzó a trazar el recorrido como si fuera el sonido de un violín.

Se acercó a la barandilla. Como si se fuera a estampar contra ella, pero en el último suspiro, dio un giro y volvió al centro del receptáculo. Primero levantando una pierna, luego la otra, ... era como ver a una muñeca de una cajita de música siguiendo el ritmo.

De pronto, el piano se convirtió en algo grande. Algo majestuoso que soltara una capa de color oscuro. Como si las notas graves que se escuchaban nos estuvieran encogiendo en los asientos mientras esperábamos lo peor.

Ninguno dejábamos de mirar a la patinadora. Ella se había convertido en el centro de atención y era la que nos estaba haciendo sudar. La que nos dirigía con sus movimientos. La que, con su esfuerzo, nos tenía atrapados a todos.

Era como si nosotros mismos patináramos allí. En la pista. Detrás del surco que dejaban las cuchillas de sus patines.

Y de repente, el piano subió el tono hasta la nota más aguda. Justo en el momento en que la patinadora saltó. Dio tres vueltas en el aire, volvió al frío hielo y como una hoja seca que se desliza en el parque y aterriza sobre la silla de un columpio, se durmiera sin dejar de patinar.

Todos aplaudimos. La chica sonrió. Nadie dejó de soltar un suspiro.


El aire contenido volvía a llenar el estadio de calor sofocado.

Hubo más piruetas. Hubo más ovaciones. Las notas del teclado del piano fueron acompasándose cada vez más lentas,... más lentas,... más... hasta que, llegando al final, dejaron de oírse y la princesa del hielo se detuvo en el centro y girando y girando, se fue encogiendo, acuclillándose, y se paró.

¡¡¡Bravo!!! ¡¡¡Bravo!!! ¡¡¡Precioso!!! ¡¡¡Genial!!! Hasta un ¡¡¡Guapa!!! se pudo oír.


COMUNERO

lunes, 2 de abril de 2012

SERMÓN DEL LLANO ("JESÚS el CRISTO")


Sermón del Llano



JESÚS el CRISTO:

Benditos seáis los pobres -- porque vuestro es el Reino de Dios.

Benditos los que tenéis hambre -- porque seréis saciados.

Benditos los que lloráis -- porque reiréis.

Benditos seías aquellos a los que los hombres odien y rechacen e insulten y digan que sois malignos, por culpa del Hijo de Dios. Alegráos cuando suceda y bailad de júbilo, porque vuestra recompensa está guardada en el cielo -- desde los antepasados que hicieron lo mismo a los Profetas.


Cuán terrible es para los que sois ricos -- que habéis tenido una vida fácil.

Cuán terrible es para los que os reís -- porque lloraréis y gemiréis.

Cuán terrible cuando todos hablen bien de vosotros -- porque vuestros antepasados dijeron lo mismo de los falsos profetas.

Pero yo os digo que me escuchéis:

Amad a vuestros enemigos.

Haced el bien a los que os odian.

Bendecid a los que os insulten.

Rogad por aquellos que os malinterpreten.



Si alguien os golpea en una mejilla, déjadle que os golpee también en la otra.

Y si alguien os quita el abrigo, déjadle también la camisa.

Dad al que sea lo que os pida.

Y si alguien coge lo que es vuestro, no le pidáis que os lo devuelva.

Haced a los demás, lo que quisierais que os hicieran a vosotros.



Si amáis a las personas que os aman, porqué váis a recibir bendiciones -- si hasta los pecadores aman a los que les aman. Y si hacéis el bien a aquellos que os hacen el bien, porqué váis a recibir bendiciones -- los pecadores también lo hacen.

No, amad a vuestros enemigos y hacedles el bien. Sin esperar nada a cambio. Y recibiréis un magnífico regalo -- porque sois hijos del Dios de Las Alturas. Porque Él es bueno para el desagradecido y para el cruel.

Sed misericordiosos como vuestro Padre lo es.



No judguéis y no seréis judgados.

No condenéis y no seréis condenados.

Perdonad y seréis perdonados.



Dad y se os dará -- porque la medida con la que midáis, seréis medidos.



Un hombre ciego no puede guiar a otro. Y si lo hace, ambos caerán en la zanja.

Porqué véis la mancha en el ojo de vuestros hermanos, y no ponéis atención en la biga de vuestro propio ojo.



Una mujer: Qué feliz tiene que ser la madre que te parió y te cuidó.

Jesús: Más que eso, felices son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la obedecen.


Texto traducido por mí de la película "JESÚS".

miércoles, 21 de marzo de 2012

NO PUEDO MANDAR FOTOS CON EL MÓVIL, GRRR


NO PUEDO MANDAR FOTOS CON EL MÓVIL, GRRR






Joerr, hoy me he puesto a querer mandar fotos con el móvil, y no me deja. Me pone que debo contactar con los servicios o no sé qué demonios. Bueno, como existe lo de los foros de internet he ido a GOOGLE y he escrito: A VER CÓMO SE MANDA UNA FOTO CON EL MÓVIL, y me he metido en un foro.

Dios, qué risa con las contestaciones que pone la gente al que ha preguntado hace ya unos años lo mismo que yo (lo cual quiere decir que no soy el único que ha tenido problemas con el móvil, menos mal).

Voy a reproducir algunas de las respuestas porque a mí se me ha quitado el cabreo jajaja:

PRIMERO LA PREGUNTA DEL QUE NO PUEDE ENVIAR FOTOS POR EL MÓVIL:
Mi puto movil no me deja enviar/recibir fotos por SMS a pesar de que lei el libro de instrucciones,lo intente de varias formas,cambie los servidores MMS y mil cosas mas.

jajaja, eso para empezar a abrir boca, jaja.
Seguimos con las respuestas de la gente:

que operadora tienes?, y que movil es. A lo mejor ese es el problema :D













yo en su día (2003/04 mas o menos) estaba en movistar, y harto de que me cobrasen por mensajes ke no enviaba fuí a la tienda y dije que me lo arreglasen, pasaron de mi ojal... aí que esa misma tarde me fuí a vodafone y pedí cambio de portabilidad; acto seguido me empezaron a llamar de movistar preguntando que porque me cambiaba, que no lo hiciese, que me regalaban un operador y tal les mandé a tomar por culo (de forma muy educada, eh) y de paso di cuenta de las personas de la tienda de movistar que me atendieron, hasta tal punto que me llamó el mismo que había pasao de mí en su día para decir que si podía retirar lo dicho (anda y que le follen) , porque habia pasao de mí como de comer mierda, porque mi consulta no solo fué esa, ya que mi movil tb se apagaba solo y no me permitia realizar llamadas aun con saldo, es decir estaba estropeado y ni se dignó en atenderme como dios manda.luego siendo de vodafunk , tuve un móvil con cámara (era la caña ese tfno.) me dí de alta en no sé qué... bueno, fuí a la tienda para que lo hiciesen ellos porque yo nidea y fueron muy cordiales y aunque pensasen que era un subnormal profundo por no saber activarlo al menos me trataron mu bien, es decir como un cliente que acude al comercio para tratar un problema e hicieron bien su trabajo. resulta que hay que activar no sé que movida tío para poder enviar y recibir fotos . te recomiendo ir a la tienda y si ves que pasan de ti, te toman el pelo o te intentan hacer el lío, pedir la hoja de reclamaciones, acudir a la misma tienda en otro horario (pá que te atienda gente distinta que no te conozcan el jepeto) y acudir con mala uva, solo así te atenderán bien, porque les preocupara mas que no levantes la voz en el comercio en el que hay gente dispuesta a consumir que les puede cortar el rollo y desconfiar de la tienda que dedicarte un tiempo y resolverte el tema; y ya sabes... como último remedio, insnúa que te cambias a orange o movistar y ya verás como se ponen las pilas ; tristemente esto va así.*sobre mi móvil, y para que os descojoneis un poco, pues se me estropeó con el paso del tiempo, digamos que vivió muchas aventuras en mi bolsillo y era cuestión de tiempo que un día el telefono s enegase a encenderse... como andaba escaso de fondos cuando me tuve que comprar un repuesto (es decir nuevo tfno.) fuí a la tienda en busca de lo más barato que hubiese y bueno... desde hace cosa de dos años o asi uso el siemes c115, si quereis buscarlo en google pa descojonaros al imaginarme con él no me importa , de hecho en una tienda cuando fuí a por un cargador hará cosa de medio año me dijeron que casi era mision imposible encontrar "piezas" pa mi tfno, osea que...







Jajajajaja... yo te imagino enviando un SMS... El móvil cogido con la mano izquierda y pulsando las teclas sólo con el índice de la derecha...












Me mandaron un mensaje para la configuracion GPRS/MMS y me da fallo al intentar instalarlo asi que sera cosa del telefonoQue coñazo!! Llevo una puta hora con el tema y no hay forma ostia ya,el lunes voy a cambiar el movil ya que tengo un calenton importante,ademas tiene la pantalla rajadasalu2












¿A vosotros os han hablado del BlueTooth?












Si la operadora de tu tarjeta y la del movil no coinciden no puedes recibir MMS...yo me compre el móvil por Vodfaone cuando mi tarjeta es de Orange...liberé el móvil para poder meterle la tarjeta Orange y al no tener el móvil de Orange no puedo abrir los MMS












No me digan que no se te alegra la cara leyendo los comentarios eh? jajajjaa


miércoles, 8 de febrero de 2012

COSAS DE ESTUDIANTE


COSAS DE ESTUDIANTE


Siempre me imaginé que la mujer que me conquistara sería una tía rubia, alta, de ojos azules intensos, con los labios pintados de rojo carmín brillantes,... hasta que llegué a la puerta de aquel instituto.

Nadie conocía a nadie. Yo era nuevo. Ni llevaba libros, ni cuardernos, ni un bolígrafo para escribir si tuviera que hacerlo, pero, mientras bajaba la cuesta de aquella estrecha callejuela gris, la pude ver de espaldas.

Sólo fue un segundo. El instante en el que dejas de mirar al suelo y levantas la vista por si viene alguien de frente. No, no venía nadie. Ella iba delante de mí, hablando con una amiga. Chaqueta amarilla, falda de cuadros rojos y blancos. Pelo liso que la llegaba por debajo del hombro, aaah, ¡qué delicia!

Era la mujer perfecta. Para mí, claro.

Los ojos se me hacían chiribitas, incluso creo que estuve bastante tiempo con la boca abierta y casi con la baba corriendo por un lado. Los pies no tenían el paso bien, ejem, me refiero que los pies iban dando los pasos a su modo, ejem, perdón, no sé cómo explicarlo. Quiero decir que si mis ojos miraban su figura, los pies parecía que intentaran escapar y cada uno iba por su lado y cuenta. Yo creo que hasta las rodillas se pusieron en mi contra porque cada dos por tres se chocaban entre sí.

¡Y menos mal que no llevaba nada! Bueno, bueno, a decir verdad casi tenía que haber llevado algo porque mis manos tampoco sabían cómo ponerse. ¿Dentro de los bolsillos?¿Fuera, haciendo compás con los brazos para que lleváramos un ritmo militar? Un, dos, un, dos, ... no, no. De esa manera se iba más deprisa andando que ella y, no quería adelantarla. Quería seguir detrás. Admirando su figura, sus pasos, su falda, su chaqueta amarilla y su suavecísimo pelo por debajo del hombro que casi se podía oler el perfume que desprendía a champú de rosas limpias... uffff.


WOOOWWW!!!

Ustedes vean el vídeo hasta el final,
y luego díganme si no les ha salpicado alguna gota jaja.

PHANTOM WATER EDIT from Chris Bryan on Vimeo.

sábado, 4 de febrero de 2012

HOY UN TEXTO DE... Los Cazadores de Mamuts, (de Jean M. Auel)

Bueno, ahora estoy leyendo una novela perteneciente a una serie llamada LOS HIJOS DE LA TIERRA, de Jean M. Auel, y según me han dicho, se compone de 6 libros.
Yo he leído los dos primeros (EL CLAN DEL OSO CAVERNARIO y EL VALLE DE LOS CABALLOS) y estoy con el tercero, LOS CAZADORES DE MAMUTS. Me han gustado todos, e incluso éste y no lo he terminado.

Ahora lo que les quiero traer, es un texto copiado de una parte de la novela que me ha dejado un poco pensativo. A ver qué les parece:

...
En ocasiones y en ciertas condiciones, los individuos pueden ser casi autónomos. Un individuo puede vivir solo, sin preocuparse por el rango, pero ninguna especie puede sobrevivir sin la interacción de los individuos. El precio último sería más contundente que la muerte: supondría la extinción. Por otra parte, la subordinación total del individuo al grupo tiene un efecto igualmente destructiva. La vida no es estática ni inmutable. Sin individualidad no hay cambios ni adaptación; en un mundo mutable por naturaleza, cualquier especie incapaz de adaptarse está condenada a desaparecer.
Los seres humanos de una comunidad, ya sea ésta la mínima de dos personas o tan grande como el mundo mismo, y cualquiera que sea su forma, se organizarán de acuerdo con alguna jerarquía. Las normas y costumbres de cortesía comúnmente aceptadas ayudan a paliar las fricciones y descargan la tensión que supone mantener un equilibrio aceptable dentro de ese sistema en cambio constante. En algunas situaciones, la mayor parte de los individuos no tiene que comprometer una parte muy grande de su independencia personal por el bien de la comundidad. En otras, las necesidades de la comundidad pueden exigir el máximo sacrificio personal del individuo, hasta la vida misma. Ninguna es más justa que otra: todo depende de las circunstancias; pero ninguno de esos extremos se puede mantener por mucho tiempo, así como una sociedad no puede durar si unas pocas personas ejercen su individualidad a expensas de la comundidad.
...

miércoles, 11 de enero de 2012

THE FUTURE BELONGS TO THE CURIOUS

EL FUTURO PERTENECE A LOS CURIOSOS
From the mom


The Future Belongs to the Curious from Skillshare on Vimeo.




From the moment we open our eyes it fuels our existence. We are on a mission to remind everyone to never lose your sense of curiosity or wonder. Long live learning!

"Desde el momento en que abrimos los ojos arranca nuestra existencia. Tenemos la misión de recordar a todo el mundo que no debes perder el sentido de la curiosidad ni de cuestionar. ¡Larga vida al aprendizaje!"


Me encantó el video y el mensaje. Enhorabuena y gracias a todos.

jueves, 5 de enero de 2012

LAS NAVIDADES DEL COMISIONADO

BULGARIA

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INTRODUCCIÓN


La literatura búlgara todavía está en pañales. La primera gramática búlgara se publicó en 1835. Gracias al trabajo del monje Neophyt Rilski (1793-1881), responsable de abrir la primera escuela en Bulgaria. De entre los escritores de estos primeros tiempos estaba George Rakowski (1818-1867), cuyos patrióticos trabajos simulaban un celo nacionalista, Christo Boteff (1847-1876) y Petko Slaveïkoff (muerto en 1895), cuyos poemas moldearon el lenguaje poético moderno y ejercieron una maravillosa influencia sobre las personas. Uno de los hombres más distinguidos de las letras es Ivan Vazoff (nacido en 1850), cuya prosa y poesía se distinguen por sus literarios finales. Dimitr Ivanov (nacido en 1878) es uno de los escritores más jóvenes que ha demostrado sus excepcionales cualidades en varios volúmenes de historias cortas. Bajo el seudónimo de Elin-Pelin es como le conocen todos los lectores de la lengua búlgara. Para Ivanov ese reconocimiento especial se debe a la descripción de la casi desconocida clase de campesinos de su país.


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DIMITR IVANOV

(Elin-Pelin)

(1878—)


ELIN-PELIN, cuyo nombre real es Dimitr Ivanov (nace en 1878 cerca de Sofía), es un producto de la gente corriente. Como un profesor de pueblo ilustra el desarrollo entre sus paisanos. Deseando ganarse su confianza, “vivió entre los campesinos y su represión, y descubrió el poder de crear.” En sus historias la vida espiritual de los personajes del campo búlgaros es relatada como en un espejo.
Los motivos de su primera colección de cuentos son simples tradiciones cantadas y, como tales, renacen de las emociones de la vida. La primera colección de sus cuentos se publicó en 1904.
El autor, que desde hasta la fecha había sido un oficial de la Escuela Museo en Sofía, ha publicado recientemente una segunda colección de cuentos en los que no solamente aparecen campesinos búlgaros y aldeanos, si no que también salen una refrescante variedad de mahometanos. Las Navidades del Comisionado hace un esbozo de los lugareños de la Bulgaria interior.
Esta historia, aquí traducida por primera vez en inglés, por Sarka B. Hrbkova, se reimprimió con permiso del traductor.



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LAS NAVIDADES DEL COMISIONADO


“Llegaremos con tiempo de sobra, señor. Si, llegaremos antes de que oscurezca. ¡Mire—allí está el pueblo, a los pies de la colina! ¿Lo ve? En cuanto crucemos esa cresta podremos decir que ya hemos llegado.” Y el joven conductor, balanceando el látigo sobre las grupas de sus delgados caballos, gritó con fuerza para animarles: “¡Vaamos, hey! ¡Vaamos! ¡Señores!”
Las cuatro ruedas del ligero carromato sonaban peor que otras veces que habían pasado por embarrados caminos comarcales. El raquítico esqueleto del coche sonaba funestamente a través de la sombría y monótona llanura bañada por las lluvias de finales de diciembre.
El chaval volvía a gritar una vez más a sus caballos, asegurándose más cómodamente en el cuadro, palmeando su gorra contra su gruesa esclavina y, sin suavizar la voz, arrancó un cántico alegre.
“¿Cuál es tu nombre, chico?” preguntó un tipo gordo, arrebujado en un abrigo de piel de lobo, sentado dentro del carromato.
El chaval siguió con su canción.
“¡Hey, chico!” grito el hombre en voz alta y áspera.
“¿Qué?” se dio la vuelta el muchacho.
“¡El nombre! ¿Tu nombre? ¿Cuál es tu nombre?”
“Ondra.”
“Jaja, Ondra. ¡Eres un chico listo! Todos os habéis vuelto muy listos. Astutos paletos. Soislos únicos que mentís y engañáis. ¡Y sabéis como hacerlo! Les veo en el tribunal. ¡Ovejas—corderitos—de inocencia—pero verdaderos lobos! ¡Juegan con los jueces!”
“Somos tipos normales, señor, ellos nos atacan. Usted piensa así, pero no somos tan malos. Nuestros paisanos engañan por ignorancia. Ignorancia y pobreza.”
“¡Ah! ¡Así es! Por la pobreza! ¡Maldita sea! ¡Se quejan de la ignorancia y de la pobreza, y beben como cosacos!”
“¿Usted cree que sufren por la prosperidad, señor? ¿Por ser más ricos? ¡No! No por la prosperidad. ¿Beben—tragan? Si, todos beben. Para sentirse un poco más felices, no porque no se encuentren bien. Hay algo en el hombre que puedes apuntar en tu carpeta.”
“¡Ah! ¡Me parece que tu también has echado un trago, amigo! Pero eres muy joven para esas cosas; no tienes ni pelusa en la cara. ¡Esos campesinos de tu tierra—de los que escribo—son casos perdidos—perdidos, eso es!”
“¡Escríbalo, señor! Nosotros no sabemos escribir,” dijo el chico, se volvió hacia sus huesudos caballos y gritó “¡Vaamos, vaamos, señores!” y se sumergió en un profundo pensamiento.
Los caballos vacilaron por un momento, como si ellos también se estuvieran sumergiendo.
El tipo se levantó el cuello de su capa de lobo, dejándose engullir y perdiéndose en su reflexión.
Una graja con las alas rizadas se detuvo en un árbol solitario que había al lado del camino y se balanceó en una ramita seca dando graznidos de tristeza, como si, también, meditase. Incluso el sombrío tiempo invernal con su temperamento reflexivo y gris, auguraba para el día de mañana unas melancólicas navidades. Macilentas nubes sigilosamente atravesaban los cielos encapotados y rompían el cielo azul y frío por debajo. La tierra estaba sumergida entre el barrizal y la humedad. Delante de ellos, los paisajes de los pueblos, los arroyos, los bosques más apartados y las montañas se oscurecían, sin vida y distorsionados. En las llanuras de acá y de allá centelleaban grandes charcas, todas turbias, frías y vidriosas como los ojos de un muerto.
El pequeño carruaje lentamente se iba embarrando en el profundo y suave fango, metiéndose y saliéndose, retorciéndose y volviendo a retorcerse. Una tabla suelta a un lado traqueteaba constantemente, monótonamente, funestamente e insensatamente, y golpeaba cruelmente los nervios del corpulento caballero con abrigo de pieles. Al final, perdiendo la paciencia, se aflojó el cuello, asomó su caraza, y gritó: “¿Qué es ese horrible golpeteo? ¿Qué diablos pasa?”
“¡Es una tabla suelta, señor. Suena como si fuera un tipo listo: no tienen sentido sus soniquetes!”
“¡Eres listo, Ondra, muy listo! Apuesto a que sabes volver locas a las niñas. Tipos como tu se casan jóvenes y tienen preciosas esposas.”
El caballero volvió a meterse en el cuello de su abrigo de pieles en un intento de quererse reír.
“Diga lo que quiera, ¡las casadas son mejores! ¡Se lo digo por experiencia! ¿Y a usted, señor, quién le ha llamado a nuestro pueblo, si se puede saber?”
“Soy el comisionado del tribunal.”
Ondra se giró e inspeccionó su pasajero con una mirada penetrante.
“¿En servicio oficial, supongo?”
“De servicio, por supuesto. Uno de vuestros agradables vecinos me la jugó, pero esta vez me fijaré bien. Tengo un documento oficial en mis manos para atraparle. Me da en la nariz que este tipo nos sigue engañando—y le descubriré esta noche. ¡Créeme se acordará de mí y de esta navidad! ¡Le confiscaré todo el centeno—hasta el último grano! No sólo para que sepa por qué, sino para dar un escarmiento a todos los que traten de engañar a las autoridades. Timáis a los comerciantes, timáis a las gentes de la ciudad; les vendéis huebos podridos y mantequilla rancia. Pero tranquilos, camarilla de campesinos, ¡no podéis engañar a los jueces! ¡Sabemos cómo castigaros! ¡Lo que necesitáis es un látigo—un latigazo ruso—que os enseñe! Todos os habéis vuelto unos borrachos, la escoria más baja. ¡Os olvidáis de pagar los impuestos—sois los destructores del estado! ¡Están sufriendo nuestros intereses patrióticos! ¡Ojala fuera yo zar por dos días, os ibais a enterar! ¡Os volvería unos angelitos; si, señor, angelitos! ¡Pero por desgracia no soy zar!”
El comisionado se desabrochó su abrigo de pieles, dentro del cual se retorcía como un pollito al romper el cascarón.
“Oh, pero señor comisionado, igual que Dios creó el mundo y calculó que las mujeres no tuvieran barba, no se la dio. Se imaginó que un asno necesita orejas grandes, por eso dio un par a cada burro,” respondió Ondra con simulada simplicidad.
“No sigas con esa palabrería y mira para delante. Se está haciendo de noche, y tengo que volver con mi familia a celebrar las navidades. ¡Cobras mucho, diablo! ¡Tres leones por veinte quilómetros! ¡Sabes cómo desplumarnos. Date prisa, quieres: conduce más deprisa o esos jamelgos tuyos se van a quedar dormidos!”
“¡Vamos allá! ¡Vamos, señores!” gritó Ondra, oscilando la fusta en el aire.
“¿Señores, les llamas? ¡Señores! Mejor que les llamaras ‘hermanos’,” comentó el comisionado con rabia.
“¡Se ofenderían, señor comisionado! ¡Sería como un insulto si no les llamara señores. Porque en realidad son caballeros! Su servicio es oficial: galopan a un horario. Se levantan por la mañana; a su hora les damos su agua y su comida. Luego los enjaezamos, ellos se dirigen, podría decirse, a sus oficinas: y tiran hasta la noche. Cenan a su hora, beben agua, ‘leen los periódicos’, para comentar, y—duermen ¡Una vida auténticamente oficial!”
“¿Dónde les diste la bebida, amigo? Déjese de parlamenta y continúe, o llegaré tarde. ¡Pareces muy astuto, amigo, muyy astuto!”
“No hay lobos, señor comisionado, no hay miedo,” dijo el conductor en un tono que el honorable oficial de justicia miraba con ojos aprehensivos.
“No me dan miedo los lobos, amigo, sino el tiempo frío. No tengo tiempo para tenerme que cuidar de un resfriado.”
Tomaron un respiro en silencio.
“¿Así que viene por un asunto oficial? ¿A quién van a chamuscar ahora?” Ondra se dio la vuelta con la cara seria hacia su pasajero.
El comisionado esperó un momento antes de contestar. “¿Para qué lo quieres saber? Le llaman Stanoycho, un tipo pequeñajo con el cuello muy gordo.”
“Ya sé. Así que le van a quitar el centeno, ¿no? Es un pobrecillo, señor comisionado; déjele en paz sólo esta vez. ¡Es navidad, ya sabe, y todo eso!”
“¡Pobrecillo, si, pero un auténtico demonio!” acusó en silencio el comisionado. La oscuridad estaba cayendo. Los caballos a penas podían dar un paso para subir la colina tras la cual estaba el pueblo. Ondra no les quería pedir más, ni sacudió su látigo sobre ellos. Dejó de hablar, ni cantó, pero se quedó pensativo.
Cuando llegaron a la cima y empezaban a bajar por el otro lado, la noche había llegado, pero aún seguía sin verse el poblado. Un viento penetrante y frío soplaba sobre la tierra enterrada bajo el lodazal. Las nubes sueltas corrían hacia las montañas. La bóveda azul de un cielo congelado se aclaraba, ensanchándose y elevándose hacia mayores alturas. En seguida las estrellas, frías y brillantes, aparecerían en su techo. El aire era perceptiblemente fresco. Los rocines caminaban a paso lento y pesado.
“¡Azúzales! ¡Deprisa! ¡Sacos de huesos! ¡Nos vamos a morir congelados!” gritaba furioso el comisionado.
Ondra gritaba a los caballos sin muchas ganas y, amodorrado, sacudía la fusta sobre sus cabezas, pero, igual que antes, ellos tiraban del coche fatigosa e inertemente como si no oyeran nada.
Ondra pensaba en el pobre Stanoycho a quien el comisionado le iba a confiscar todo el centeno a la mañana siguiente.
“Tu me trajiste esta desgracia, Ondra,” le diría Stanoycho, y cuando le fuera a echar la culpa, le pediría a Ondra que se uniera con su familia a comer, y se pondría a llorar. Si, seguro que se pondría a llorar. Stanoycho tenía un corazón tierno. Ondra lo sabía.
Tenía que ayudar a ese pobre, ingeniárselas para que escondiera todo el centeno por la noche y dejar el granero barrido y limpio, o al año que iba a llegar, el hambre le haría tirarse de las orejas. ¡Si, tenía que hacer algo!
No se veía nada más que barro—profundo, espeso barro. La carretera se perdía en el fango, y no guiaba a otro sitio que no fuera a otro barrizal.
Ondra tiraba de los arreos y detenía a los caballos.
“¡Me temo que estamos a punto de perdernos del camino, señor comisionado!” Y el chaval miró atentamente entre la oscuridad.
El comisionado observaba con gravedad la cara del conductor que no mostraba visos de las bromas anteriores.
“Chico, abre bien los ojos, o no respondo de las consecuencias. Te estás ganando una paliza.”
Ondra tiró de las riendas, azuzó el látigo y gritó, “¡Agárrese fuerte, señor comisionado!” en la distancia, a lo lejos, delante de ellos titilaban las luces de un pueblo. Los ecos lejanos de los ladridos de los perros los podían oír. A unos pocos pies a la derecha brillaba la superficie perlada de una laguna llena de agua estancada. El cochero se dirigió hacia allá.
“¿Qué es eso?” preguntó el comisionado.
“Una laguna, señor comisionado. La carretera nos lleva derechos hacia ella. Es poco profunda, no hay que tener miedo. Únicamente unos agujeros aquí y allá. Yo normalmente, los esquivo, si voy en carromato o a pie. ¡Vaamos allá, señores! ¡Agárrese fuerte, señor comisionado!”
Los caballos daban manotadas en el frío agua, el cual reflejaba el cielo estrellado. Continuaron mucho más cautelosos que cuando empezaron a hundirse más y más dentro del fango. La mortecina superficie del agua grisácea se rompía por el movimiento tan sufrido.
“¡Detente, besugo!” gritó el comisionado lleno de terror, arrebujándose con su abrigo. “¡Me vas a ahogar, loco! ¡No ves que el carro se está llenando de agua! ¡Para! ¡Para!”
Ondra se detuvo. El carro se hundía en el fondo, clavándose en medio de un pantano cuyas orillas se perdían en la impenetrable oscuridad.
“¡Soo! ¡Adelante!” gritaba Ondra a sus caballos. Su poderosa voz reverberaba en la noche. Cerca de ellos, unos patos salvajes batían las alas excitados y se desvanecían en la negrura.
“Ojalá nos volviéramos gallinas ciegas y pudiéramos nadar,” dijo Ondra pensativamente, “o algo—”
“¡Oh, idiota! ¡Espera que salgamos de esta! ¡Te voy a romper todos los huesos que tienes! ¡Nos vamos a ahogar como ratas! ¡Pedazo de asno!”
“No, no nos ahogaremos, señor comisionado, no nos ahogaremos, no tema. Con esta oscuridad cualquiera se perdería. Cálmese,” dijo Ondra, y se fijó en los arreos. Se puso a apretar y desapretar varias correas, maldiciendo a voz en grito, atando y desatando, y jurando sin parar. Al final se volvió a colocar en su asiento de conductor, blandió su látigo y gritó, “¡Vamos allá! ¡Adelante!”
Los caballos empujaron y tiraron hacia delante. De repente uno de ellos se resbaló cerca del eje y se tambaleó entre el fango, soltándose la correa. Otro caballo se quedó junto al carromato.
“¡Ho! ¿Qué pasa ahora?” gritó el comisionado.
“¡Detente! ¡Dorcha, Dorcha!” llamaba Ondra al caballo que se había soltado para convencerlo de que volviera.
Pero el animal, asustado por el agua, se dio la vuelta y con prudencia siguió su camino hacia la orilla, donde gradualmente se iba perdiendo de vista, sin atender a las súplicas de su amo.
El comisionado excitado se quedó de pie en el carromato, con el terror escrito en cada uno de sus rasgos.
En ese instante, Ondra rápidamente saltó hacia el otro caballo y, siguiendo el rastro de Dorcha, continuó gritando, “¡Dorcha, Dorcha, espera! ¡Vuelve—Dorcha, Dorcha!”
“¿A dónde vas? ¡Detente! ¿Qué haces, besugo? ¡Atontado! ¡Oh, piojoso campesino! ¡Ya te pillaré!”
En la oscuridad solo una alegre sonrisa fue su respuesta.
“¡Oh, maldito cencerro, me quieres dejar aquí! ¡Que perezca! ¡Para que me coman las bestias! ¡Chico, no lo hagas, por favor, te lo ruego!” imploraba el comisionado con voz temblorosa.
“No tema, no tema, señor comisionado,” se escuchaba la voz de Ondra. “No hay ninguna bestia salvaje en el pantano. Abríguese, no se vaya a constipar. Mañana por la mañana—temprano, con luz y temprano—volveré. Hay heno en el carro, hágase una cama. ¡No le cobraré el alojamiento de esta noche!”
“Chico, no bromees,” suplicaba el comisionado. “¡No me abandones! ¡Vuelve! ¡Sácame de aquí!”
“Está oscuro, señor, muy oscuro. ¡No puedo ver nada! ¡Y mi caballo se ha escapado! ¿Cómo quiere que le ayude? ¡No puedo!”
El comisionado escuchaba la voz burlona procedente de la oscuridad. Aterrorizado por la perspectiva, allí solo, en medio de un triste pantano, rompió en sollozos.
“¡Ondra, vuelve! ¡Por favor—por favor! ¡Te pagaré bien—te pagaré todo! ¡Ayúdame a salir de aquí! ¡Aquí me voy a morir! ¡Tengo hijos! ¡Me están esperando! ¡Es navidad! ¿No tienes corazón?” tenía la voz rota de desesperación. Escuchaba, pero no había respuesta. Entonces, como si perdiera el sentido, aulló a la muda oscuridad: “¡Ho, amigo! ¡Besugo! ¡Cencerro! ¡Bestia! ¡Vuelve! ¡Sácame de esto! ¡Ten piedad! ¡Mis hijos! ¡Navidad! ¡Perro campesino! ¡Sinvergüenza!”
Y se hundió en el carromato, se arropó con el abrigo y rompió a llorar como un niño.
Pero la negra noche no le respondió.





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¿DE DÓNDE ERES?